domingo, 27 de abril de 2008

Negro


El fin de semana ha caido irremediablemente, me ha terminado de hundir en una miseria existencial, apenas he salido y hubo horas en que deambulaba por la casa sin ser capaz de decidir siquiera el que hacer para pasar el día.
Tengo miedo a salir y que alguien se fije en como estoy, tengo miedo a tener que volver a casa a esconderme huyendo de la gente.
Hay momentos, cuando me dejo llevar por lo que pudo ser y no fue, cuando recuerdo una conversación, o cuando hablo contigo en la imaginación, Preciosa, en que casi no puedo respirar al sentir tu recuerdo oprimir mi pecho.
Me he dado cuenta de que no he avanzado nada en los ultimos años, estoy igual que hace 12 años, cuando deambulaba por este pais de sitio en sitio sin rumbo fijo, incluso estoy peor, ya que antes no conocía lo que es la felicidad y ahora conozco lo que no podré tener.
Me estoy cabreando con todo y con todos.

jueves, 24 de abril de 2008

Un día cualquiera

He salido a pasear sin rumbo, he vuelto a esconderme en casa por miedo a que alguien conocido me vea.
Una parte de mi quiere hundirse un poco mas cada día.
Ha sonado mi teléfono móvil y he imaginado que podias ser tu, Preciosa, no eras y no he tenido fuerzas para contestar.
Pido ayuda a nadie, pero no me dejo ayudar.

lunes, 7 de abril de 2008

Es muy dificil llamarte


Cada día que pasa me surge el impulso de llamarte varias veces al día, cuando me agobia el trabajo, cuando ocurre algo especial que debería contar, cuando veo mi teléfono móvil y recuerdo para que servía.
Por otro lado algo me dice que ya no debo llamarte, imagino tu mente y te veo alejada, pensando en otra persona, con ilusión por nuevas cosas, me imagino que ya no piensas en mi, yo ya soy un extraño, alguien a dejar atrás.
Sin embargo hay momentos en que se me hace inevitable, me guardo durante el día cosas que decirte, imagino conversaciones que no tendrán lugar, y llega ese momento en el que comienzo a marcar tu número.
Sin embargo te oigo y no quiero estropearlo, te digo cualquier cosa y analizo tu actitud de respuesta, nunca analizo las palabras concretas, entonces noto que sobro y me pongo nervioso, ya no se que mas decir y la conversión termina con casi ningún contenido.
Después recuerdo tu voz, y noto como ya no soy el mismo en nuestras conversaciones, soy diferente, alguien patético.
Al final resulta que no te dije lo que iba a decirte: te mandaré un mensaje de texto, eso es mas fácil...
 
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